Somos muchos los que sufrimos o hemos sufrido, al menos una vez, un fuerte dolor en el cuello.
Es una dolencia muy común tanto en hombres como en mujeres, en especial cuando se mantiene un estilo de vida sedentaria o con un trabajo que implique estar sentados la mayor parte del tiempo.
Conocido también como cervicalgia, se trata de una sobrecarga muscular que se presenta en cualquiera de las estructuras del cuello, incluyendo los músculos, nervios, vértebras y discos entre los huesos.
Aunque no es una patología como tal, es un síntoma que se debe tratar de forma oportuna para evitar posibles complicaciones.
Como sabemos que muchos desconocen cuál es su origen, a continuación queremos compartir en detalle esos 7 hábitos que influyen en su aparición.
¡Descúbrelos!
1. Mala postura al dormir
El descanso diario es un hábito fundamental, tanto para nuestra salud física como para la mental. De hecho, se estima que un tercio de nuestra vida está dedicado al dormir.
Sin embargo, para que sus beneficios sean óptimos, es importante tener en cuenta que la postura debe ser la adecuada.
Al acostarnos, ya sea de lado o boca arriba, el cuello se debe alinear con la columna vertebral, dado que si la cabeza queda muy elevada puede generar un fuerte dolor.
2. Pasar mucho tiempo frente al ordenador
Permanecer mucho tiempo sentados frente al ordenador se ha convertido en una de las causas principales del dolor en el cuello.
La mayoría de las personas no adoptan la postura correcta y lo peor es que no se toman algunas pautas de descanso durante su jornada.
Es primordial elevar el monitor a una altura que no implique doblar el cuello y, por lo menos cinco veces al día, tomar pequeños descansos para hacerle estiramientos.
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3. Uso inapropiado de los dispositivos móviles
Otro de los hábitos que se está convirtiendo en responsable de las molestias en el cuello es el uso diario y prolongado de los dispositivos móviles.
Tanto los teléfonos inteligentes como las tabletas hacen que las personas adopten una posición incorrecta y, con los días, provocan una acumulación de tensión cervical.
Está comprobado que en promedio se utilizan por lo menos 5 horas al día y se usan unas 85 veces para interactuar.
Además, cabe destacar que las luces de sus pantallas pueden acarrear consecuencias en la salud visual y del cerebro, sobre todo al llegar a la edad adulta.
4. Fumar
El consumo diario de cigarrillo no solo está afectando de forma directa la salud pulmonar, sino que tiene que ver con la diabetes, la hipertensión y las dolencias musculares.
Está comprobado que los fumadores presentan más dolores crónicos en el cuello en comparación con los que no tienen este hábito.
Todo indica que, debido a la deshidratación que provoca, los discos de la espalda y la nuca van acelerando su proceso de degeneración.
Esto provoca hernias de disco, tortícolis y sensación de presión en la parte alta de la columna vertebral.
Esta mala costumbre también provoca efectos negativos en los vasos sanguíneos e impide que el oxígeno se transporte de forma óptima.
5. Uso de mochilas y bolsos
Aunque su uso es común e inofensivo, portarlos mal o colgarlos demasiado cerca del cuello puede provocar dolencias y tensión.
Es importante aprender a distribuirles bien el peso y evitar cargar la mochila a un solo lado del cuerpo.
Evita sobrecargarlos con más del 10% del peso corporal, sobre todo en el caso de los niños.
6. Iluminación deficiente
Una mala iluminación hace que nos inclinemos más de lo normal para poder leer o llevar a cabo alguna actividad que implique esfuerzo visual.
Es bastante común entre los estudiantes, quienes suelen realizar sus tareas bajo la deficiente luz de una lámpara.
7. Abdominales mal hechos
¡Cuidado! Unos abdominales mal hechos no solo dejan de ser efectivos, sino que pueden provocar molestias en la columna vertebral y el cuello.
Una postura inapropiada hace que los músculos que rodean el cuello se sobrecarguen y presenten dolor.
Para hacerlos de forma correcta se debe tener en cuenta que la tensión se centra en la pared abdominal y no en las cervicales.
Apoya las manos en las orejas o cruzadas en el pecho, más no las pongas detrás de la nuca.
Mira siempre hacia arriba y asegúrate de que entre el mentón y el pecho quede un espacio del tamaño de un puño.
Como acabas de notar, aunque algunos hábitos parecen inofensivos en realidad pueden estar influyendo en tus dolencias recurrentes.
¡Procura corregirlos!
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