¿Quién no ha oido aquello de “si te tragas un chicle se te queda pegado al intestino -o al estómago-” o eso otro de que el cuerpo tarda siete años en expulsarlo?
Ninguna de estas afirmaciones es correcta, no son más que meras leyendas.
Si te has tragado algún chicle en tu vida, que seguramente sí, no debes preocuparte porque tu intestino parezca la parte de abajo de un pupitre de colegio.
“Lo cierto es que muchos de los componentes del chicle no se encuentran en la naturaleza y por esto nuestro cuerpo no tiene enzimas para descomponerlos” explica la doctora Robynne Chutkan
Pero el hecho de que nuestro cuerpo no logre deshacer el chicle no quiere decir que por esto vaya a pegarse a las paredes del estómago o del intestino.
Finalmente “pasa al intestino, después al colon y finalmente la expulsamos” afirma Chutkan.
Este proceso puede tardar entre uno y tres días, pero “definitivamente no semanas, ni mucho menos años”, añade la especialista.
Ahí lo tenéis, mito desmontado.
Mascar chicle, sin embargo, tiene otros riesgos: en los niños existe el peligro de que se ahoguen y el azúcar que contiene no es nada buena para la salud dental. Además, teniendo en cuenta que nuestro cuerpo no es capaz de digerir sus componentes, quizás deberíamos pensarlo dos veces antes de metérnoslo en la boca.
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