Una de las máximas principales para gozar de una buena salud es la de poder disfrutar con tranquilidad de nuestro descanso nocturno.
La privación del sueño reduce el rendimiento laboral, provoca fallos de memoria, irritabilidad, ansiedad e, incluso, puede incrementar el riesgo de accidentes, de ahí que descansar de manera adecuada se convierte en un elemento imprescindible para disfrutar de nuestro día a día.
Una de las causas más frecuentes del insomnio son las alteraciones emocionales acompañadas de sentimientos de angustia y preocupación, aunque también pueden darse causas médicas como trastornos físicos que producen dolor, picores o escozor, al igual que enfermedades como la ansiedad o la depresión.
Ahora bien, con unas sencillas pautas y rutinas podremos estar mucho más tranquilos de cara a mejorar la calidad de nuestro descanso y transformar la noche en nuestro rincón de tranquilidad.
- Marca horarios para descansar. Siempre que te sea posible intenta ajustas los horarios intentando seguir el ritmo de sueño que te marca el organismo.
- Cuida los factores externos. A la hora de descansar es positivo que mantengas un ambiente que invite a la relajación. Si mantienes el dormitorio a oscuras, tranquilo, bien ventilado y con los aparatos electrónicos desenchufados descansarás de una manera mucho más óptima.
- Mantén la cama en buenas condiciones. Es importante que tu colchón no sea ni demasiado blando ni demasiado duro. La almohada ha de tener la densidad y la altura adecuadas para ti. Recuerda también que la cama debe ser utilizada para dormir y no para leer, ver la televisión o trabajar.
- Regula los horarios de las comidas. No comas ni bebas grandes cantidades durante las tres horas previas a irte a la cama, ya que las comidas copiosas producen digestiones pesadas que interfieren con el sueño.
- Evita las siestas largas durante el día. Estas poseen beneficios cardiovasculares y mentales demostrados, pero no deben ser muy largas para que no cueste dormir por la noche. Lo más recomendable es que duren entre 15 y 30 minutos y que el intervalo desde la finalización de la siesta hasta el momento de irte a dormir por la noche sea al menos de 7 horas.
- Ve a la cama en cuanto tengas sueño. No es bueno quedarse dormido viendo la tele en el salón, ya que luego resulta más difícil volver a dormirse en la cama. De manera que, cuando sientas pesadez en los párpados o que la boca se te abra, debes cambiar el sofá por la cama.
- Establece un ritual relajante para ir a dormir. Puede ayudarte a liberar tensiones realizar alguna actividad relajante media hora antes de acostarte como leer, escuchar música suave, practicar ejercicios de relajación o tomar un baño o una ducha para eliminar tensiones. Si aun así no logras conciliar el sueño, concéntrate en pensamientos positivos y tranquilizantes.
- Lleva un estilo de vida saludable. La alimentación equilibrada y el deporte deben acompañarse de otros hábitos sanos como reducir o eliminar el consumo de tabaco, de bebidas alcohólicas o sustancias estimulantes como el café, cafeína o el té, que pueden llegar a mermar la calidad del sueño.
- Realiza ejercicio físico. A ser posible, unos 30-40 minutos todos los días. No obstante, debes procurar no realizar actividad física entre 4 y 6 horas antes de acostarte por su efecto excitante.
- Consulta con el farmacéutico la posibilidad de utilizar soluciones nutricionales. El empleo de complementos alimenticios que contengan melatonina puede ser un recurso adecuado, ya que se ha demostrado que un aporte externo de esta sustancia natural ayuda a disminuir el tiempo necesario para conciliar el sueño.
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